Investigadores de la Universitat de Barcelona cuentan con un habitáculo en el que se podrán tratar miedos tan comunes como el de hablar en público o el pánico a volar
Ciencia | 18/12/2012 - 00:03h
Explicamos en primera persona las sensaciones que experimentan las personas que se enfrentan a este método de shock en un entorno virtual
JOSEP FITA | Sigue a este autor en Twitter o Google +
Redactor
Habitualmente, y cada vez más, la medicina ha intentado servirse de la tecnología para ser más efectiva. Este hecho es palmario en terrenos tan delicados como el de la cirugía, por ejemplo. Pero la evolución tecnológica alcanza ya tal magnitud que incluso disciplinas médicas menos tangibles, menos palpables, como la Psicología, empiezan a beneficiarse de ella.
El caso que nos ocupa sería un ejemplo diáfano: una cueva de realidad virtual para tratarfobias. Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de una cueva virtual? Se trata de una especie de habitación en la que varias de sus superficies (paredes, suelo y a veces también techo) son pantallas de proyección. Cada una de ellas está controlada por un proyector con el que se consigue el efecto de estereoscopía [técnica capaz de recoger información visual tridimensional y/o crear la ilusión de profundidad mediante una imagen estereográfica] gracias a que funciona a 120hz y a que el usuario usa unas gafas especiales. Se pueden utilizar dos proyectores por pared para obtener más resolución de pantalla. Cabe remarcar, en este punto, que el vídeo que acompaña a esta información está grabado con cámara directamente (sin ningún filtro), y es por ello que el efecto visual obtenido poco tiene que ver con lo que elusuario real experimenta cuando se introduce en la cueva.
Con toda esta tecnología es posible crear un entorno virtual programado, pudiéndose reproducir la situación social que el investigador en cuestión requiera en cada momento. Esto, evidentemente, permite múltiples posibilidades. “Podemos recrear una situación cotidiana, que produzca cierto malestar a una persona determinada, dentro de la ‘cueva’ y estudiar así como ésta se comporta, cómo reacciona para, posteriormente, tener la posibilidad de tratarla”, explica a LaVanguardia.com Mel Slater, profesor de investigación de la ICREA en la Universitat de Barcelona (UB) y director (conjuntamente con la profesora de la ICREA Mavi Sánchez-Vives) del Event-Lab, organismo que gestiona la cueva, cave en inglés (acrónimo de ‘Cave Advanced Virtual Environment’ / Cueva de Entorno Virtual Avanzada).
El caso que nos ocupa sería un ejemplo diáfano: una cueva de realidad virtual para tratarfobias. Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de una cueva virtual? Se trata de una especie de habitación en la que varias de sus superficies (paredes, suelo y a veces también techo) son pantallas de proyección. Cada una de ellas está controlada por un proyector con el que se consigue el efecto de estereoscopía [técnica capaz de recoger información visual tridimensional y/o crear la ilusión de profundidad mediante una imagen estereográfica] gracias a que funciona a 120hz y a que el usuario usa unas gafas especiales. Se pueden utilizar dos proyectores por pared para obtener más resolución de pantalla. Cabe remarcar, en este punto, que el vídeo que acompaña a esta información está grabado con cámara directamente (sin ningún filtro), y es por ello que el efecto visual obtenido poco tiene que ver con lo que elusuario real experimenta cuando se introduce en la cueva.
Con toda esta tecnología es posible crear un entorno virtual programado, pudiéndose reproducir la situación social que el investigador en cuestión requiera en cada momento. Esto, evidentemente, permite múltiples posibilidades. “Podemos recrear una situación cotidiana, que produzca cierto malestar a una persona determinada, dentro de la ‘cueva’ y estudiar así como ésta se comporta, cómo reacciona para, posteriormente, tener la posibilidad de tratarla”, explica a LaVanguardia.com Mel Slater, profesor de investigación de la ICREA en la Universitat de Barcelona (UB) y director (conjuntamente con la profesora de la ICREA Mavi Sánchez-Vives) del Event-Lab, organismo que gestiona la cueva, cave en inglés (acrónimo de ‘Cave Advanced Virtual Environment’ / Cueva de Entorno Virtual Avanzada).
El paciente que entra en esta cueva se siente inmerso, ayudado por unas gafas especiales, en un escenario que interpreta como real. De esta manera puede experimentar, dentro de un entorno controlado, situaciones que vive con ansiedad en el contexto social.
En la cave se pueden llegar a tratar todo tipo de fobias. “Podemos trabajar, por ejemplo, con personas que tengan pánico a hablar en público”, explica Xavier Navarro, jefe de desarrollo de software del Event-Lab. “Entras, te ubicamos delante de un atril virtual, y ante ti aparece una audiencia de 2.000 personas. Esto ayuda a la persona que sufre este tipo de miedo. Tú sabes que delante de ti no hay nadie, pero tu cerebro sí que se lo cree”, añade.
En la cave se pueden llegar a tratar todo tipo de fobias. “Podemos trabajar, por ejemplo, con personas que tengan pánico a hablar en público”, explica Xavier Navarro, jefe de desarrollo de software del Event-Lab. “Entras, te ubicamos delante de un atril virtual, y ante ti aparece una audiencia de 2.000 personas. Esto ayuda a la persona que sufre este tipo de miedo. Tú sabes que delante de ti no hay nadie, pero tu cerebro sí que se lo cree”, añade.
La mente del individuo interpreta de tal manera que está en un entorno real, aunque no sea así, que éste experimenta sensaciones similares a las que sentiría en una situación verdadera. En el tratamiento del miedo a las alturas, por ejemplo, el paciente siente el sudor frío típico cuando, a través de la cave, sube a gran altura con un ascensor virtual. Incluso experimenta los cosquilleos típicos cuando el aparato desciende hasta el suelo a una velocidad considerable.
En Catalunya no sólo existe esta cave que dirige el investigador Mel Slater, sino que hay una segunda, en realidad fue la primera que se creó, en la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Pere Brunet, investigador y fundador del centro de realidad virtual de la UPC, y creador de esta primera cave, explicó hace pocas fechas todas sus particularidades en Rac1.
Por el momento, esta cueva está en fase de estudio, no de tratamiento. “La hemos probado con algunas personas, pero el tratamiento no está todavía homologado”, señala Slater. En este sentido, el Event-Lab comparte un proyecto con psicólogos de la Universidad de Oxford (que estudian a personas con paranoias) para que el tratamiento de fobias en la cueva virtual pueda ser una realidad en breve. “Se podrían hacer pruebas clínicas con la cave en dos años”, adelanta este investigador ICREA de la UB.
La realidad virtual, utilizada desde la década de los 90
El uso de la realidad virtual en tratamientos psicológicos no es algo nuevo. El instrumento de lacave sí que es novedoso, pero hace ya más de una década que se tratan fobias con la ayuda de tecnología virtual. El artilugio que se usaba, y todavía se usa, es una especie de casco que cuenta con el sistema HMD (Head Mounted Display). Éste, en bastantes casos, permite un nivel de inmersión parecido al de la cave.
“Sería muy complicado hacer un tratamiento de 15 o 20 sesiones en vivo a una persona que tiene, por ejemplo, pánico a volar aumentando los niveles de dificultad en cada una de ellas”, esgrime el profesor de Psicología de la UB, José Gutiérrez-Maldonado, quien también usa lacave para algunos de sus estudios. “Si en la sesión número 3 tocase un despegue sin problemas y, por el contrario, hubiera un imprevisto, más turbulencias de lo que correspondería a ese nivel de la jerarquía de la exposición, pues entonces el tratamiento quedaría abortado y tendríamos que volver a empezar”, añade.
“Aunque el paciente pueda costeárselo, no es recomendable, porque no puedes controlar los parámetros de exposición. Con la realidad virtual sí”, agrega. “Además tiene un porcentaje de éxito igual o superior al que se consigue con las técnicas tradicionales. Acaba siendo más eficaz y más eficiente, más económico”, remata.
La realidad virtual también permite tratar casos de Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), que es un trastorno de ansiedad de la misma familia que las fobias. Es posible trabajar, por ejemplo, con personas con una obsesión de contaminación que efectúan rituales de limpieza. El tratamiento consiste en una exposición con previsión de respuesta (terapeuta y paciente pactan antes de empezar que este último no podrá llevar a cabo los rituales). Al paciente se le hace tocar objetos que normalmente no quiere tocar, como pueden ser los pomos de las puertas de lugares públicos. “La persona tiene que permanecer en la situación, experimentar cómo la ansiedad va a ir creciendo, tal y como ella espera que ocurra, para luego ver que dicha ansiedad por sí misma va disminuyendo progresivamente”, explica Gutiérrez-Maldonado.
Una sesión puede durar en torno a una hora en casos de fobias y un poco más, 90 minutos, en pacientes con TOC. “Lo normal es que los tratamientos se compongan de 15 o 20 sesiones”, añade este profesor de Psicología de la UB.
Diferencia entre los cascos y la ‘cave’
La cueva, en comparación con el sistema HMD, permite la posibilidad al usuario de observar directamente su propio cuerpo. “Esto se traduce en un grado de inmersión mayor”, señala Xavier Navarro. “Ganas en inmersión porque no tienes que imaginar que el cuerpo que ves es el tuyo, sino que ya sabes que lo es, y es que lo estás viendo directamente, como haces si te observas a ti mismo en cualquier momento”, agrega.
Con el sistema HMD, cuando el paciente baja la vista, ve un cuerpo virtual (al tener éste dos pantallas muy próximas a los ojos). “Cuando el usuario mira hacia abajo ve lo que nosotros queremos que vea. Podemos hacer que sea un chico, una chica, lo que queramos”, explica Navarro. Este aspecto puede ser muy útil para tratar, por ejemplo, el síndrome del miembro fantasma. “Hay muchos estudios que dicen que si tú estás en un entorno en el que ves que continúas teniendo, por ejemplo, el brazo que perdiste, el dolor remite bastante”, añade el jefe de desarrollo de software del Event-Lab.
Sea como fuere, todo parece indicar que en pocos años, teniendo en cuenta los tiempos que manejan en el Event-Lab, los tratamientos que se llevan a cabo en la actualidad con tecnología virtual (a través del sistema HMD, por ejemplo) podrían tener su traslación en unacueva virtual. El avance de la tecnología es imparable, y las distintas disciplinas médicas salen reforzadas, sin duda, de esta evolución tecnológica incesante.
La realidad virtual, utilizada desde la década de los 90
El uso de la realidad virtual en tratamientos psicológicos no es algo nuevo. El instrumento de lacave sí que es novedoso, pero hace ya más de una década que se tratan fobias con la ayuda de tecnología virtual. El artilugio que se usaba, y todavía se usa, es una especie de casco que cuenta con el sistema HMD (Head Mounted Display). Éste, en bastantes casos, permite un nivel de inmersión parecido al de la cave.
“Sería muy complicado hacer un tratamiento de 15 o 20 sesiones en vivo a una persona que tiene, por ejemplo, pánico a volar aumentando los niveles de dificultad en cada una de ellas”, esgrime el profesor de Psicología de la UB, José Gutiérrez-Maldonado, quien también usa lacave para algunos de sus estudios. “Si en la sesión número 3 tocase un despegue sin problemas y, por el contrario, hubiera un imprevisto, más turbulencias de lo que correspondería a ese nivel de la jerarquía de la exposición, pues entonces el tratamiento quedaría abortado y tendríamos que volver a empezar”, añade.
“Aunque el paciente pueda costeárselo, no es recomendable, porque no puedes controlar los parámetros de exposición. Con la realidad virtual sí”, agrega. “Además tiene un porcentaje de éxito igual o superior al que se consigue con las técnicas tradicionales. Acaba siendo más eficaz y más eficiente, más económico”, remata.
La realidad virtual también permite tratar casos de Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), que es un trastorno de ansiedad de la misma familia que las fobias. Es posible trabajar, por ejemplo, con personas con una obsesión de contaminación que efectúan rituales de limpieza. El tratamiento consiste en una exposición con previsión de respuesta (terapeuta y paciente pactan antes de empezar que este último no podrá llevar a cabo los rituales). Al paciente se le hace tocar objetos que normalmente no quiere tocar, como pueden ser los pomos de las puertas de lugares públicos. “La persona tiene que permanecer en la situación, experimentar cómo la ansiedad va a ir creciendo, tal y como ella espera que ocurra, para luego ver que dicha ansiedad por sí misma va disminuyendo progresivamente”, explica Gutiérrez-Maldonado.
Una sesión puede durar en torno a una hora en casos de fobias y un poco más, 90 minutos, en pacientes con TOC. “Lo normal es que los tratamientos se compongan de 15 o 20 sesiones”, añade este profesor de Psicología de la UB.
Diferencia entre los cascos y la ‘cave’
La cueva, en comparación con el sistema HMD, permite la posibilidad al usuario de observar directamente su propio cuerpo. “Esto se traduce en un grado de inmersión mayor”, señala Xavier Navarro. “Ganas en inmersión porque no tienes que imaginar que el cuerpo que ves es el tuyo, sino que ya sabes que lo es, y es que lo estás viendo directamente, como haces si te observas a ti mismo en cualquier momento”, agrega.
Con el sistema HMD, cuando el paciente baja la vista, ve un cuerpo virtual (al tener éste dos pantallas muy próximas a los ojos). “Cuando el usuario mira hacia abajo ve lo que nosotros queremos que vea. Podemos hacer que sea un chico, una chica, lo que queramos”, explica Navarro. Este aspecto puede ser muy útil para tratar, por ejemplo, el síndrome del miembro fantasma. “Hay muchos estudios que dicen que si tú estás en un entorno en el que ves que continúas teniendo, por ejemplo, el brazo que perdiste, el dolor remite bastante”, añade el jefe de desarrollo de software del Event-Lab.
Sea como fuere, todo parece indicar que en pocos años, teniendo en cuenta los tiempos que manejan en el Event-Lab, los tratamientos que se llevan a cabo en la actualidad con tecnología virtual (a través del sistema HMD, por ejemplo) podrían tener su traslación en unacueva virtual. El avance de la tecnología es imparable, y las distintas disciplinas médicas salen reforzadas, sin duda, de esta evolución tecnológica incesante.
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