Jugar en la adultez ayuda a adaptarse y estimula la creatividad
Expertos aseguran que el juego es una experiencia única que ayuda a enfrentar escenarios adversos, encontrar soluciones creativas y deprimirse menos.
por Andrea Buccioni L. | 05/04/2009 - 20:18
Desde los cinco años, Nicolás Zamorano (27) construye y pilotea aviones de aeromodelismo. "Es lo mejor que hay. Es una placentera expresión de libertad", afirma el estudiante de Derecho y vendedor de la tienda de aeromodelismo Mirax. Asegura que este pasatiempo le ha generado una conexión especial con su padre, quien también practica esta disciplina desde la infancia y que también ha desarrollado diferentes habilidades. "Aprendes a ser perseverante, desarrollar métodos y te acostumbras a solucionar problemas", afirma.
Jugar es una necesidad biológica tanto de niños como adultos, aseguran los expertos. "Jugar es explorar lo posible", escribe Stuart Brown, siquiatra estadounidense que ha dedicado su carrera a estudiar el tema y acaba de publicar su libro titulado "Juego: cómo moldea el cerebro, abre la imaginación y revitaliza el alma". En esa exploración, el juego permite aprender nuevas habilidades. Los niños juegan porque necesitan aprender mucho, asegura. Sin embargo, los adultos también deben seguir haciéndolo. Segun Brown, el concepto de juego engloba el ejercicio físico, la afición a coleccionar juguetes o la práctica de una afición artística y refleja ocho tipos de personalidades.
Además, afirma que el juego estimula la creatividad y la adaptación a nuevas situaciones. "El concepto básico del juego es ponerse en escenarios imaginarios. Y eso obliga a asumir un desafío nuevo, a usar recursos nuevos", dice Rodrigo Morales, sicólogo y docente de la U. Mayor. Es lo que hace Makalu Consultores, una empresa que dicta talleres creativos de motivación laboral y trabajo en equipo. En las actividades recrean escenarios fantásticos, como el Egipto antiguo, una tripulación de piratas o una batalla ambientada en el medioevo. Quienes participan se disfrazan y a través del juego trabajan la creatividad y tolerancia a la frustración. "La gente engancha y aprende mucho, porque hay un sentimiento positivo asociado a ese aprendizaje. Vuelven a ser niños", explica Rodrigo Echeverría, director de la consultora.
Estas habilidades son especialmente importantes en escenarios de crisis, donde no se sabe qué vendrá. "Jugar te hace ser más flexible, adaptable y resiliente, lo que te habilita para manejar mejor un mundo inesperado", declara Brown en una entrevista a la revista US News.
En uno de los estudios que relata en su libro, Brown investigó un grupo de premios Nobel y descubrió que el denominador común era que todos tenían pasatiempos, lo que potenciaba sus capacidades sociales, emocionales y cognitivas. Por eso, las personas que incorporan lo lúdico son muy requeridas por las empresas, afirma Birgit Nevermann, sicóloga y gerenta de Laborum Selección. "Son personas que se reinventan, lo que permite generar nuevas soluciones y productos. Comparten con otros y forman redes con facilidad", afirma.
POR QUÉ DEJAMOS DE JUGAR
Pese a los beneficios de lo lúdico, son muy pocos los adultos que siguen jugando. Con el tiempo, la necesidad natural de aprender a través del juego declina y los reparos sociales a quien juega crecen. Un error, según los expertos. "El juego pierde relevancia y eso no debería ocurrir, porque relegamos un aspecto clave de la vida no sólo en la niñez", asegura Morales. "Al envejecer, nos sentimos culpables por jugar. Nos dicen que es una pérdida de tiempo", escribe Brown.
Lo más provechoso es que los adultos tengan espacios de ocio que los saquen de sus hábitos de trabajo. "Que sean actividades totalmente distintas a sus rutinas", recomienda. Felipe Fuenzalida, sicólogo deportivo de la Universidad Mayor. "Ver televisión es un espacio de ocio, por ejemplo, pero que replica la rutina sedentaria del trabajo".
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