Estamos todos trastornados, ¿o qué?
-Hay una gran necesidad de cura emocional. Estamos en el cénit de enfermedad emocional, ¡un síndrome!
-Si le llega una persona muy cascada a su consulta, ¿qué le aconseja?
-Que vaya al psiquiatra. Yo ofrezco un aprendizaje.
-¿Quién nos amarga la existencia?
-La sociedad transmite unos valores débiles.
-¿El principal?
-La idea de que necesitamos mucho: ser listos, tener una pareja que me quiera mucho, ser guapo, delgado, rico, megafeliz... El hombre no está hecho para tantas exigencias; por lo tanto se rompe.
-Hay quien se siente envidiado por ser guapo, rico y bueno. ¿Con menos se puede ser feliz?
-¡Claro! Si eres feo, malo y pobre se puede ser feliz, y entonces envidiarán tu felicidad.
-Cuando un paciente le dice: oiga, ¿yo qué tengo?
-Le respondo: «Terribilitis», tendencia a calificar de terribles cosas que son un poco malas.
-¿Por ejemplo?
-Me vienen algunas chicas con una duda «terrible»: o sus padres les pagan la operación de aumentar el pecho, o se deprimen. Cosa absurda.
-¿Y estar en el paro?
-No. No comer, no beber, no tener un techo sí lo es.
-¿Y la infidelidad?
-Muchos problemas de pareja o de relaciones podrían arreglarse si la gente fuera más tolerante. Romper una relación por una infidelidad es absurdo.
-¿El hombre comete el error mental de pensar: si esto es bueno, diez veces esto es más bueno?
-Si el chocolate es bueno, cien veces es una patada en el estómago. Nos cuesta entender que el progreso tiene sus límites. Demasiado progreso es malo.
-Aplíquelo al alma humana.
-Pones la radio y todas las canciones de amor hablan de hiperromanticismo, esa letra que dice: «Sin ti yo muero». Puro bombardeo de neurosis.
-¿Su despacho está lleno de desamor?
-El 40 por ciento. El buen amor sería aquel por el que tú le dices a tu parjea: «Cariño, te quiero mucho, pero no te necesito nada, y yo quiero que tú me quieras, pero que tampoco me necesites».
-¿Se necesita pareja para ser feliz?
-No. Es una ficción. Mire los monjes.
-¿La gente está muy nerviosa?
-Mucho, hay demasiado estrés.
-Dice usted que si Romeo y Julieta se hubiesen casado... ¿se habrían separado antes de un año?
-Por los celos, la desavenencia y la desilusión. Me juego un brazo. Murieron de neurosis hiperromántica. La depresión, la obsesión, la ansiedad tienen sus raíces en mensajes sociales: «Tienes que ser el mejor», y si no, eres un «maldito desgraciado».
-¿El orgullo de ser menos es un defecto?
-Es muy liberador ser humilde. El concepto de humildad cristiana es otro punto en común.
-Mejor psicólogo: ¿Guardiola o Mourinho?
-Mozart no llegó a ser el mejor compositor y músico de la Historia porque se obligaba a tocar el piano; de niño había que cerrarle el piano por las noches. La fuerza del disfrute es mucho más grande que la fuerza de la obligación. Guardiola sigue la norma de Cruyff de disfrutar. Ahora a Guardiola y Messi, en Cataluña, los hemos elevado a los altares. Poco tardarán en descender a los infiernos.
-¿Por qué?
-Porque el hombre es «terribilizador», exagerado por naturaleza. Tarde o temprano Guardiola y Me-ssi caerán porque el hombre tiende a llevar a las alturas y luego a sacrificar a quienes eleva. Entonces serán lo peor, «unos traidores, unos herejes...».
-¿Es usted psicólogo de diván?
-No. Mis terapias duran tres o cuatro meses; las del psicoanalista, cinco o seis años.
-Y al cabo de esa calle, ¿qué dicen sus pacientes?
-Ya están bien. En tres, cuatro meses se cura una depresión que duró diez años. Y ansiedad...
-¿Quiénes le visitan?
-Bastantes actores, profesión en la que hay mucho mal psicológico. Es un chollo de clientela. Y un deportista muy conocido... del motor, y no digo más.
A new study suggests that mindfulness meditation can help quiet the mental chatter that often prevents women from fully enjoying sex.
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