Sunday, July 18, 2010

ANTONIO DAMASIO, DESMONTANDO A DESCARTES

ANTONIO DAMASIO, DESMONTANDO A DESCARTES  


La razón debe estar desligada de todo tipo de emotividad. Eso es lo que se creía antes de que Antonio Damasio decidiera dedicarse a la neurobiología. Frases del tipo “piénsalo fríamente” o “no te dejes llevar por tus sentimientos” han recibido una amonestación científica por parte de este Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica de 2005.

Portugués de nacimiento, Damasio es doctor en Medicina por la Universidad de Lisboa, su ciudad natal, desde 1974. Tras su estancia en el Aphasia Research Centre de Boston regresó al Hospital Universitario de Lisboa, al Departamento de Neurología, donde había ejercido como médico años atrás. Fue profesor distinguido del Departamento de Neurología de la Universidad de Iowa, donde ocupó la cátedra M.W. Van Allen, y profesor del Instituto Salk de La Jolla (California). Actualmente es profesor de la Universidad de Southern California y director del Institute for Neurological Study of Emotion, Decision-Making and Creativity(Instituto para el Estudio Neurológico de la emoción, toma de decisiones y la creatividad).

Antonio Damasio
 

Gran divulgador científico, Damasio ha publicado libros fundamentales para entender los derrroteros de su disciplina en las últimas décadas, como El error de Descartes: la emoción, la razón y el cerebro humano(1995), La sensación de lo que ocurre (1999) o En busca de Spinoza: neurobiología de la emoción y los sentimientos (2003). Este portugués es reconocido internacionalmente por sus investigaciones sobre la neurología de la vista, la memoria y el lenguaje, y por sus investigaciones en torno a la enfermedad del Alzheimer. Pero sin duda, la gran aportación de Damasio a la ciencia moderna se debe buscar en sus estudios sobre la neurología-psicología de la emoción, disciplina creada por él. Con sus brillantes exploraciones tanto de las estructuras como de los sistemas neuronales ha identificado los mecanismos que permiten a los organismos reconocer "la sensación de sí mismos" y con ello la producción de estados emocionales.

Antonio Damasio y su esposa, la también neuróloga Hanna Damasio
 

La neurociencia cognitiva, como se conoce a esta disciplina, fue primeramente dominada por los psicólogos cognitivos, pero hoy en día se basa en un estudio más científico, en una nueva manera de entender el cerebro y la conciencia. Para entender los estudios de Damasio es necesario remontarse a los primeros estudios neurológicos del siglo XIX, esto es, a la frenología, disciplina desautorizada en la actualidad que pretendía determinar la conducta de los individuos a partir del análisis de su cuero cabelludo. Los frenólogos sostenían que las zonas del cerebro más utilizadas por cada persona producía su crecimiento y consecuentemente su reflejo en la forma de la cabeza. Así fue como Franz Joseph Gall y J. G. Spurzheim dividieron el cerebro en 35 zonas diferentes.

División del cerebro en 35 áreas, por Franz Joseph Gall y J. G. Spurzheim

Más tarde, Pierre Flourens, gracias a su estudio del cerebro de conejos y palomas, desafío a los frenólogos descubriendo que lesiones en áreas muy particulares de este órgano producían cambios no discernibles en el comportamiento, por lo que llegó a la conclusión de que eran varias las áreas del cerebro implicadas en la determinación de las conductas. Flourens bautizó su descubrimiento como “teoría del campo agregado”.

Tras estos avances, nuevos estudios fueron confirmando que el cerebro se dividía en partes. Se comprobó que individuos con lesiones específicas en lugares concretos padecían incapacidades conductuales similares. De esta manera, los locacionistas o seccionistas fueron identificando distintas zonas reconocidas del cerebro humano, tales como el área Broca o el área Wernicke, bautizadas así en honor de sus descubridores.

Áreas de Broca y Wernicke
 

Con esta desorganización de teorías, no es de extrañar que estemos viviendo en este momento el auge de la neurociencia y que haya pasado a ser el mayor campo de investigación de los últimos 25 años. Estos avances logrados, conseguidos también en parte gracias a los avances en la tecnología, como las nuevas técnicas de imagen no invasivas, vienen a confirmar posiciones teóricas que ya adelantaba la psicología, como puede ser la importancia de la experiencia temprana en el desarrollo.

Es en este punto donde Damasio es esencial. En su obra aborda esta disciplina como un todo indisoluble que abarca el estudio del cuerpo, la mente y las emociones, lo cual constituye un enfoque revolucionario en el campo de la neurología. Desde tiempos de Descartes (1596-1650,) se había venido entendiendo que las emociones no tienen porqué mezclarse con la razón, es más, se partía del supuesto de que se pueden y deben separar, ya que se consideraba que los sentimientos enturbiaban el buen juicio. Antonio Damasio postula exactamente lo contrario, esto es, que la razón no puede desligarse de su contexto emocional, ya que éste es en realidad un componente fundamental de la toma de decisiones, donde la memoria, formada en su mayoría por recuerdos y vivencias emocionales subjetivas e intransferibles, se sustancia solidariamente en sentimientos y razonamientos.

 
Cráneo de Phineas P. Gage

Entre los estudios más difundidos y reconocidos de Damasio destacan aquellos dedicados al análisis del caso de Phineas P. Gage. Este capataz estadounidense de la construcción sufrió un grave accidente en 1848 mientras trabajaba: una barra de metal le atravesó el cráneo. Gage sobrevivió milagrosamente, incluso en un principio se pensó que había salido indemne, pues hablaba, veía, escuchaba y mantenía relaciones sociales con aparente normalidad. Sin embargo, poco a poco las personas del entorno de Gage fueron apreciando notables cambios en su personalidad: de hombre responsable, honesto y trabajador pasó a convertirse en un individuo malhumorado, conflictivo e incapaz de tomar decisiones sobre su vida personal y profesional. ¿Qué había sucedido? La barra que había perforado el cráneo de Gage le había infringido daños fundamentales en el lóbulo central, es decir, aquel encargado de los procesos relacionados con las emociones y la personalidad.

Cerebro de Phineas P. Gage

La teoría de Damasio del “marcador somático” sugiere, gracias a los estudios sobre Gage, que ante las consecuencias de una decisión se produce una determinada reacción emocional que es subjetiva, es decir, que se puede “vivenciar”. A su vez tal reacción es somática, o lo que es lo mismo, se traduce en reacciones musculares, neuroendocrinas o neurofisiológicas; o, como dice el propio Damasio, “en un cambio corporal que refleja un estado emocional, ya sea positivo o negativo, que puede influir en las decisiones tomadas en un momento determinado”.

Algunas emociones son fundamentales para lograr el tipo de comportamiento social que consideramos más beneficioso, como pueden ser la compasión, la vergüenza o el orgullo. Es por esto que la educación juega un papel fundamental, ya que enseña a canalizar emociones como éstas para lograr que las reacciones resulten adecuadas para la convivencia social.

Visión de la felicidad

Así, concluye Damasio que el error histórico consiste  “en la separación abismal entre cuerpo y mente, la sugerencia de que razonamiento, juicio moral y sufrimiento derivado del dolor físico o de alteración emocional pueden existir separados del cuerpo". Añade el portugués que resulta paradójico pensar que Descartes “si bien contribuyó a modificar el curso de la medicina, ayudó también a desviarla de la visión orgánica, de mente-en-el-cuerpo, que prevaleció desde Hipócrates hasta el Renacimiento"; por ello, Damasio opina que  "Aristóteles habría estado muy molesto con Descartes".

Este científico es el gran pionero en la investigación del territorio emocional y la influencia que éste tiene en todo tipo de pensamiento, decisión y acción humana.

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