El ejercicio físico aeróbico eleva la supervivencia de neuronas
Los conceptos clásicos del cerebro y su funcionamiento se están cuestionando con la aparición de nuevos hallazgos. Uno de esos cambios afecta a la comunicación neuronal, que hasta ahora se consideraba que se hacía exclusivamente por la vía sináptica, pero los estudios recientes han encontrado un nuevo modo de transmisión química. Las nuevas teorías se han expuesto en un simposio coordinado por Francisco Mora.
El ejercicio físico aeróbico en ratas cambia el cerebro, aumentando la expresión de multitud de genes, que de otra manera están dormidos, y expresan factores tróficos en el sistema nervioso que aumentan la supervivencia de neuronas en áreas relacionadas con el aprendizaje y la memoria. "Esas manipulaciones aumentan significativamente los niveles extracelulares del glutamato", ha explicado el profesor Francisco Mora, del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.
Lo anterior es la conclusión de un estudio desarrollado por Mora que, junto con Kjell Fuxe, del Instituto Karolinska, de Estocolmo, en Suecia, ha coordinado el simposio internacional Comunicación neuronal, neurotransmisores y envejecimiento, que concluyó ayer en la Fundación Ramón Areces, de Madrid. Ha indicado que "sabíamos que el enriquecimiento ambiental (que estimule el ejercicio físico) produce un aumento de la neurogénesis, pero hasta ahora no se había correlacionado con la neuroquímica".
Las investigaciones de Mora revelan que "tanto en animales jóvenes como en viejos hay un aumento significativo de neurotransmisores en el espacio extracelular", lo que lleva a la conclusión de que "el ejercicio físico produce un aumento de factores de crecimiento que a su vez es la base que sustenta la producción de nuevas neuronas y que las que crecen vivan más".
Sin embargo, el investigador ha reconocido su desconocimiento sobre la trascendencia del hallazgo, puesto que "estamos a la espera de ver su implicación en el contexto de una nueva dimensión de neurotransmisión química extracelular y un nuevo concepto de los, hasta ahora, conocidos como circuitos específicos que codifican para funciones específicas".
Complementariedad
Lo anterior se entronca con el descubrimiento de un nuevo modo de comunicación neuronal, la química, que es paralela y tan importante como la sináptica. "Consiste en la transmisión de información por neurotransmisores liberados al espacio extracelular, y que alcanzan receptores que están localizados lejos de los puntos de su liberación".
Según este tipo de comunicación, se liberan al espacio extracelular multitud de sustancias, desde los neurotransmisores clásicos a los nuevos neurotransmisores (monoaminas, aminoácidos, péptidos) y también hormonas. "Estamos poniendo en perspectiva ese cerebro húmedo, junto al físico del cableado, hasta el punto de que, actualmente, no se puede hablar de circuitos que codifican para funciones específicas sin tener en cuenta los dos tipos de neurotransmisión".
Mora ha subrayado que ambos modos de neurotransmisión son complementarios, y el químico además modifica la propia transmisión cableada entre neuronas. "La transmisión sináptica sería comparable a una comunicación telefónica: rápida y muy precisa. La transmisión química es lenta y tónica; esto es, mantiene un nivel de interacción de sustancias químicas que modula esa comunicación rápida a largo plazo".
El fisiólogo ha insistido en que se trata de una perspectiva nueva con unas implicaciones "tremendas" para entender cómo funciona el cerebro, tanto el envejecido, "que es fisiológico y no tiene por qué cursar con enfermedad", como el patológico.
No obstante, y a pesar de que todavía se desconocen las consecuencias de esta nueva concepción de la comunicación neuronal, "está claro que el conocimiento de que hay receptores extrasinápticos para neurotransmisores nos tiene que llevar a una nueva farmacología para el tratamiento de procesos patológicos, como el Parkinson y la enfermedad de Alzheimer".
Homocisteina
Luigi Agnati, de la Universidad de Módena, en Italia, es, junto a Kjell Fuxe, el descubridor de la transmisión por volumen (química). Durante su intervención en el simposio ha apuntado a Golgi como precursor en la postulación de la transmisión volumétrica. Ha señalado que la homoserina puede interactuar con receptores glutamatérgicos, del tipo NMDA, y que puede ser un parámetro para determinadas patologías, como el Alzheimer y el Parkinson. En este sentido, ha abogado por considerar a la homoserina como "una molécula que en el futuro deberá ser considerada en la clínica, en el sentido de que la determinación de sus niveles puede sugerir el riesgo a padecer un tipo de demencia".
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