Friday, March 03, 2006

Conocimiento e información
El valor y la fuerza del conocimiento
Peter Dabdoub

Buda, alentaba a sus seguidores a no creer siempre en todo lo que escucharan; ni en las conjeturas, ni en algo escrito por algún sabio viejo o por autoridades y maestros, hasta no haberlo observado y analizado detenidamente y que estuviera de acuerdo con la razón. Esto nos hace reflexionar cuan importante es tener siempre presente la diferencia entre haber oído hablar de algo y conocerlo. El conocimiento significa comprender qué cosas son reales y cuáles no lo son; no darle importancia a todas esas opiniones y creencias que se vociferan alrededor, porque sólo así podremos llegar a conclusiones certeras. Las personas conocedoras están siempre aportando ideas nuevas; en cambio, las personas obcecadas explayan sus ideas de siempre aunque estén caducas. Bien afirmaba Confucio, filósofo chino: “Lo que el sabio desea lo busca en sí mismo; el necio lo busca en los demás”. Dos viejos refranes son aún más concluyentes: “Quien nada sabe, de nada duda” y “De nada sirve que el sol alumbre, para quien cierra los ojos”.

En el pasado, el estudio crítico del desarrollo, métodos y resultados de las ciencias, era conocido como Epistemología; de hecho, a las actividades intelectuales se les conocía con el nombre de episteme. En la actualidad, este término ha sido reemplazado por el de teoría del conocimiento, cuya finalidad es llegar a la luz del conocimiento y la verdad; dicho de otra manera, quitarnos la venda de la ilusión que nos impide ver la realidad y evitar el engaño, la equivocación y la omisión de información.

El conocimiento es un valor que en tiempos actuales forma parte de los objetivos y metas de las organizaciones y al difundirse se convierte en el activo más importante, impulsando a estas organizaciones a un aprendizaje permanente. En un ambiente de desarrollo continuo los empleados aplican sus conocimientos y experiencias como un grupo sinérgico, ayudando a la empresa a innovarse constantemente ante los desafíos del entorno, a competir en un mundo globalizado y a sistematizar el conocimiento. De esta manera, ese conocimiento basado en la presunción se convierte en conocimiento explícito y estratégico; dicho de otra forma, el conocimiento estipulado se transforma en conocimiento preciso y definido a través del análisis y la planeación estratégica.

Las empresas que aprenden a administrar el conocimiento pronto logran explotar la información con muchas ventajas, porque mejoran de manera continua los procesos y toman acciones para corregir deficiencias; además, promueven una mayor productividad entre el personal. Empero, para lograr los beneficios del conocimiento, hay que acometer e ir a la vanguardia, y evitar a toda costa dejarse influir por patrones establecidos que quizá no van a funcionar. No tengas miedo de abrirte a sistemas de creencias opuestas. Entre más experiencias contrarias te permitas tener, más cerca del conocimiento te hallarás. No es a través de los esfuerzos ajenos que se aprende, sino a través de tus conocimientos y de tu propia experiencia. Piensa en esto: La fuerza más poderosa del mundo, no proviene de la gravitación, o de la liberación de la dinamita o del átomo o del sol... La fuerza más poderosa del mundo dimana del conocimiento. Es la fuerza generadora de ideas, innovaciones, bienestar, principios, valores, amor, arte, sabiduría... Es la fuerza que nos ayuda a comprender la vida.

He aquí algunas recomendaciones para aprender a administrar el conocimiento:

  • No te limites a la parte receptiva del objeto o asunto conocido; trata de llegar a su esencia.

  • Analiza siempre los errores y desviaciones que se presenten, porque el análisis te ayudará a una mejora permanente y a un aprendizaje continuo.

  • Mide las desviaciones y aprende a controlarlas.

  • Lleva un registro del avance y desarrollo de tus proyectos, productos y servicios. Esto te ayudará a entender como un conocimiento implícito se convierte en explícito.

  • Mejora los procesos con capacitación.

  • Haz un inventario de ideas, conceptos y sistemas tradicionales y analiza si corresponden a experiencias propias o transmitidas. Abre tu mente e intenta vivir tu propia experiencia antes de proclamar como ciertas las cosas tradicionales.

  • No te dejes seducir por argumentos basados en ideas inculcadas. Piensa por ti mismo; sé innovador.

  • Aprende a amar al objeto, sujeto o asunto conocido, para comprender íntimamente su estructura interior. Entre más ames a alguien o a algo, más pronto lo comprenderás.

  • La principal sabiduría no es el profundo conocimiento de las cosas remotas, desusadas, oscuras y sutiles, sino el de aquellas que en la vida cotidiana están ante nuestros ojos. John Milton


  • Artículo extraído del libro: Espíritu Empresarial del Siglo XXI de Editorial Kendra; Autor: Peter Dabdoub

    © Peter Dabdoub

    Fecha de publicación: 2006

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