Sunday, April 02, 2006

No existen los sistemas complejos.

Dificilmente habrá alguno entre los lectores que conozca cada uno de los componentes de un auto. En ese sentido un auto es un sistema muy complejo. Y acabo de decir que todos los sistemas son simples. El supuesto que estoy haciendo al decir que un auto es complejo es que la palabra 'complejidad' tiene que ver con la descripción del sistema. Pero en el sentido científico y práctico, lo que nos interesa es como conducir el auto, como controlar el sistema. Y es definitivamente imposible que exista alguien capaz de conducir si tuviera que controlar cada uno de los engranajes, resortes o circuitos. Pero afortunadamente basta con el volante, una palanca y unos pedales; el resto se mueve como efecto de estas pocas causas. Así que si medimos la complejidad del sistema juzgando por la capacidad de controlarlo, entonces el auto es simple.

Bueno, lo descrito para el auto es válido para todos los sistemas, incluyendo las organizaciones. Como lo oye, una empresa es un sistema simple de controlar; solamente hay que descubrir las pocas causas que la gobiernan. Si uno no cree en esto, entonces Goldratt, Deming, Senge y los demás están buscando una utopía.

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